Nada mejor para templar el fin del verano que paladear algunas exóticas golosinas traídas del túnel del tiempo: GOLDENLANE es una subsidiaria de Cleopatra Records, sello discográfico de Los Angeles originalmente centrado en rock gótico, heavy metal y discos tributo, que a principios de este año ha tenido a bien publicar un puñado de recopilaciones de música norteamericana del entreguerras y del período inmediatamente posterior, con llamativas portadas y motivos variados. Es decir, el clásico material que haría que Robert Crumb no cogiese los lápices en bastante tiempo. "SATAN'S BLUES" está centrado en el diablo y recopila dieciocho cortes, que si bien no reproducen la tétrica atmósfera que en teoría debe respirarse en el Infierno -no es precisamente un disco siniestro- sí dan fe de la debilidad de la música popular de todos los tiempos por cantarle al demonio. La obertura con "Ten Horned Devil" del casi ignoto Prince Arky es toda una declaración de intenciones: una delicia rockabilly-surf, breve y misteriosa como una exhalación del lado chungo del paraíso, cosecha de finales de los 50s probablemente. A partir de Louis Jordan, todo es material cada vez más antiguo y lleno de polvo: la gospel-band The Charioteers, formada en Ohio en 1930 y en activo durante tres décadas, con una canción que luego versionearian Bill Halley y Bob Dylan entre otros, "Wade in the water" ("Meteos en el agua/Meteos en el agua, amigos/Creo que esta vez Jesús va a encontrar dificultades en el agua/¿Quiénes son todos esos chicos vestidos de rojo?"), el inevitable Skip James con "Devil got my woman" y su clon urbano, el bluesman Johnny Temple, adaptándolo con fantásticos resultados; el predicador Blind Willie Johnson, Bo Carter y la gran Memphis Minnie, emperatriz del jazz. Entre todos ellos, destaca John Cali con el superclásico de Halloween "Satan's takes a holiday", pieza que inspiraría el álbum, primero y único, del fundador de la Iglesia de Satán Anton La Vey. Desde los años 20, Cali registró trescientas sesiones de diversos estilos con cualquier instrumento a su disposición (banjos, guitarras, laúdes, mandolinas, timbales, bongos); exótico y genial, la ristra de músicos con los que participaría lo convierten en un nombre imprescindible de la música popular americana durante cuatro décadas.
Para "VINTAGE NOVELTY SONGS", los responsables de Goldenlane echan mano sin complejos de buena parte de "Satan's blues", añadiendo una treintena de cortes y envolviéndolo todo en una bonita portada que rinde homenaje a Tod Browning y la freak movie definitiva de los años 30. Las nuevas "chucherías de diseño" van desde Shirley Temple entonando "Animal's cracker in my soup" hasta colosos del jazz y del blues como Ma Rainey y las Andrew Sisters, pasando por "commercials" radiofónicos de la época, Groucho Marx, "Popeye, the Sailor", Jimmy Durante haciendo el ganso con "Inka dinka doo", Carmen Miranda y El Gordo y el Flaco viéndoselas con Charlie Patton. ¿El hilo conductor esta vez? pues ninguno en particular (¿quién lo necesita?).
Mucho más serio es el propósito de "KICKIN' HITLER'S BUTT: VINTAGE ANTI-FASCIST SONGS 1940-44", 18 cortes que documentan la resistencia popular norteamericana a la amenaza de Adolf Hitler. A buen recaudo en sus cabañas de los montes Apalaches, arrancan la función The Almanac Singers (o sea, la unión de fuerzas de Woody Guthrie y Pete Seeger) plantándole cara al Führer con el feliz hillbilly de "Round and round Hitler's grave" ("Ojalá tuviera un pico/ojalá tuviera una soga/para atársela en el cuello a Hitler/Hey! bailamos en la tumba de Hitler/vamos a tumbar a ese pobre chico/y no se levantará nunca más") para continuar con otras odas patrióticas de Brownie McGhee y Sonny Terry ("Nos Vamos A Alemania"), Buster "Buzz" Ezzel ("Roosevelt & Hitler, part I & II"), el Reverendo Gates ("Hitler Y El Infierno") y un par de pesos pesados del blues del Delta, Son House y Leadbelly. Todo amenizado con sonidos de bombardeos y un ambiente general de festivo jolgorio.
"GOT A LIGHT, MAC? VINTAGE SONGS ABOUT SMOKING 1926-1954" rinde tributo, como se deduce del título, a esa época memorable en que los cigarrillos todavía no habían sido satanizados por el establishment. Irónicamente la función la abre el predicador Gates al que ya conocíamos por su repulsa a Hitler, con un hipnótico sermón sobre las mujeres fumadoras. Más distendido es el resto: Tex Williams, el guarro de Bo Carter con su "Blues del cigarrillo", Peggy Lee en la época en que fascinó a Elvis y otras piezas más o menos ignotas, inspiradas en el humo embriagador. A su lado, tenemos su "döppelganger" gamberro e irreverente: "REEFER MADNESS: A COLLECTION OF VINTAGE DRUG SONGS 1927-1945". El título está tomado del famoso exploitation film de Louis J. Gasnier de 1936 que alertaba a los padres norteamericanos de los peligros de la marihuana, recientemente convertido en un musical de éxito. Más de lo mismo en realidad: un interesante saqueo de los fondos de la Biblioteca del Congreso y de viejos sellos como Decca y Yazoo, con una jovencita Ella Fitzgerald, entre otros, advirtiéndonos que cuando está deprimida se pone hasta arriba de marihuana y vuelve a sentirse feliz otra vez. Y finalmente la guinda del pastel, o todos a la olla: "VINTAGE SONGS OF SEX, DRUGS & CIGARETTES" reúne en dos discos ¡115! canciones del período comprendido entre 1920-1950 aproximadamente, una soberana colección de standards, blues, folk, country, jazz y rock'n'roll en estado embrionario, de Cab Calloway a John Lee Hooker, material, como es obvio, de origen básicamente negro ya que eran de los pocos en escapar del celo puritano de la época dada su condición de orangutanes del guetto (y porque a la irrepetible y procaz Bessie Smith nadie se hubiese atrevido a plantarle cara). Todos los discos disponibles en Spotify.
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